Friday, July 21, 2006

Después de las venas

Me hierve la melancolía en la epidermis;
entre las piernas, un grito ahogado de estirpe
corre inconcluso por tu entraña escéptica.

Hay silencio que te arde en la mirada,
con etéreos cinceles vas labrando una hoguera en mi palabra
y tu beso hiriente me destroza el caminar de la marioneta falsa.

Humo, voces secas, hielo;
risas que agonizan, alcohol y un par de lágrimas
charlan entre el abismo de tu insondable existencia...

¡Quién fuera vodka para amarte y poseerte de esa manera!.

Me embriaga la luz, es cierto.
El abultado vientre de la memoria
rasguña el embrión de tu perdida consciencia...

Sueño.
¡Qué resaca tan inconcebible!

Después: el viento.
Un susurro se entreteje en tu silencio,
y mi lecho de nuevo está tendido.
Tu epidermis es ya la melancolía,
juntóse con el fino vello tímido de mis senos...
se nos hinchan nuevamente las arterias
para el naciente comienzo...

¡Ay!

¡Qué descanso tan sin sentido!

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