Despedida prematura
Dolor: lágrimas.
Anochece.
No hay silencio, ni final, ni pensamiento;
sólo… solamente sola empiezo.
Empiezo y pienso en la pieza de cemento,
o de mármol o de cuarzo o de sueño.
El epitafio: un retruécano mal elaborado...
“Lejana, espera tu triste palabra, ¡oh!
‘esa triste espera de tu palabra lejana”
Ayer te amaba... hoy no queda nada.
Qué fácil fue perderte, qué difícil es perderte.
Dos hielos fueron suficientes,
una mentira demasiado
y un grito: el quebranto.
Te pierdo, lo sé.
No hay silencio, no hay amparo.
Mi destino se diluye y no hay más,
no existe esperanza, no existe remembranza:ya no existe un hombre enamorado...
Anochece.
No hay silencio, ni final, ni pensamiento;
sólo… solamente sola empiezo.
Empiezo y pienso en la pieza de cemento,
o de mármol o de cuarzo o de sueño.
El epitafio: un retruécano mal elaborado...
“Lejana, espera tu triste palabra, ¡oh!
‘esa triste espera de tu palabra lejana”
Ayer te amaba... hoy no queda nada.
Qué fácil fue perderte, qué difícil es perderte.
Dos hielos fueron suficientes,
una mentira demasiado
y un grito: el quebranto.
Te pierdo, lo sé.
No hay silencio, no hay amparo.
Mi destino se diluye y no hay más,
no existe esperanza, no existe remembranza:ya no existe un hombre enamorado...
2 Comments:
Uno de los poemas más viscerales que le he leido... no hay mucha artimaña poética, y eso ha sido muy agradable, inesperado, pero agradable. Es tan directo, sin caer en esas empalagosas misivas adolescentes que cualquiera escribe.
Hay un ingenio presente en mis poemas favoritos de su autoría. En este caso, el que circunda al retruécano. Eso siempre es como un regalo extra para el lector... gracias
Ahhhh, en verdad debo dejar esta música por el día de hoy
Bueno... como todo ser humano, no me puedo escapar al amor y a lo visceral que es.
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